Abogados y Startups… Renovarse o morir.

Estamos viviendo una época tremendamente apasionante en todo, pero especialmente en el Mundo Legal.

Una profesión tan antigua y tradicional como la de los abogados, se ha visto envuelta en una vorágine de cambios que nos están obligando a reinventarnos.

El sector está demasiado maduro y “comoditizado”. La oferta es demasiado homogénea y los clientes no perciben prácticamente diferencias entre los abogados o despachos (que no sean las grandes firmas que todos conocemos).

Además, en un país como España, en el que el número de abogados es totalmente desproporcionado, la competencia es bestial. Nos encontramos inmersos en un “Océano Rojo”, en el que la supervivencia es tremendamente complicada.

Esto del “Océano Rojo”, no me lo acabo de inventar. Es un concepto que he aprendido recientemente y viene a confirmar mis sospechas de que la abogacía se encuentra en un precipicio, en el que si no se produce un cambio drástico, sólo los “peces grandes” van a sobrevivir. El resto, tendrán que pelearse por las “migajas”.

Sin embargo y como comentaba al inicio, la abogacía y en general el Mundo Legal, son tremendamente reacios al cambio. Tanto es así, que incluso los estudiantes de Derecho perciben el ejercicio de la profesión como algo rígido y arcaico. Como si los abogados estuviéramos todo el día hablando en latín y utilizando “palabrejos” incomprensibles para cualquier persona ajena al Mundo Jurídico.

Es muy difícil impulsar un cambio de mentalidad, cuándo los futuros abogados (que son de la “Generación Z”), perciben la profesión como algo tremendamente rígido y tradicional.

Desde los inicios de mi carrera profesional, he hecho todo lo posible porque los clientes me entiendan cuando les hablo. Aunque nadie me lo haya en la Universidad, he comprendido que suele ser bastante traumático para el cliente, acudir a un despacho de abogados y contarle tus problemas e inquietudes a un desconocido.

Es de vital importancia generar empatía y no hay nada más empático para el cliente, que hacer un esfuerzo por hablar su mismo idioma.

Esto de “hablar el mismo idioma”, se convierte en algo mucho más complejo, cuando es el cliente quién habla distinto a ti. Esto es lo que me ha ocurrido con ingenieros, arquitectos, economistas, peritos varios, etc… Pero sobre todo, me ha ocurrido con emprendedores y empresarios que tienen una Startup o un negocio innovador. Sin embargo y en mi constante atrevimiento de acercarme a lo desconocido, he encontrado en este tipo de clientes, mi mejor versión como profesional.

Abogacía Preventiva

He descubierto que cada proyecto me enriquece y me siento realizado. He descubierto que la ilusión de mis clientes se contagia… Y les he hecho descubrir que con una adecuada planificación, los problemas de su negocio pueden limitarse e incluso reducirse a la mínima expresión. Este libro es para todos ellos, para que sean conscientes de que la “Abogacía Preventiva” es necesaria (más aún si cabe, en el mundo empresarial).

Hay abogados que están acostumbrados a resolver los problemas de sus clientes, cuándo ya es demasiado tarde (los penalistas, por ejemplo). A menudo llegan clientes a mi despacho con situaciones realmente preocupantes… Y yo lo paso mal (por ellos), no sólo por las implicaciones emocionales que esto tiene para el cliente, sino también, porque la solución siempre es más complicada y por lo tanto, bastante más cara (eso, si el asunto tiene solución).

Y siempre les pregunto: ¿Por qué no vinieron a preguntarme antes? ¿Por qué vienen al despacho cuando el mal ya está hecho?

Lo cierto es que la inmensa mayoría de la población (al menos en España), procrastina sus asuntos legales, hasta límites insospechados. En las empresas, sin embargo, existe una mayor diligencia a la hora de lidiar con los asuntos legales, aunque aún queda mucho por hacer…

Esa es precisamente una de las motivaciones de escribir este libro: Convencerte de que “es mejor prevenir que curar”; Y que estar bien asesorado, no sólo ahorra dinero a corto/medio plazo, sino que evita graves problemas a medio/largo plazo.

Además, voy a enseñarte que tus necesidades jurídicas van a depender siempre del tipo de negocio que tengas y sobre todo, del momento en el que se encuentre tu proyecto.

Nunca olvides esto: Al igual que es importantísimo el “momentum” para fijar una estrategia empresarial, también lo es para determinar tus prioridades y establecer también tu estrategia legal.

Ignacio Herrero
Ignacio Herrero

Abogado especialista en Startups y negocios innovadores. "El Derecho no es difícil, si hablamos el mismo idioma".